No pienses en un elefante lo activa en la memoria. La palabra no es inocente, enfrenta a la voluntad. El pensamiento no es libre, repite guiones que prevalecen ignorando los hechos. Imagine una heladera blanca, un lavarropas blanco, una pared blanca ¿Qué bebe la vaca? no bebe leche, bebe agua. Quien domina el lenguaje neuronal controla con el mensaje.
Para que no se piense en algo no hay que nombrarlo, la mente no procesa en negativo, al decirle NO responde SI. NO fumes genera deseos de fumar. En positivo sería: respira aire puro. Es sencillo inducir al otro, el hábito de pensar por patrones adapta automáticamente lo real a la creencia. El pensamiento lateral enfrenta al dictamen de las neurociencias. Propone hacerlo de otro modo. Si una idea dominante impone el recorrido sugiere transgredirla.
Si le piden que desagote una bañadera con un balde o un vaso evite la trampa de las neurociencias. Quítele el tapón.
Montar una historia funciona en el marketing político que, con doble discurso, justifica y argumenta. El mejor maestro es el ejemplo: Lo que uno es suena tan fuerte que no permite escuchar lo que nos dice. Pero el realismo mágico y el relato emotivo seducen y engañan. El tallado del alfabeto en el cerebro permite pensar los hechos con palabras que los representan y con ideas que surgen del intercambio. Si el discurso se impone surge el pensamiento único y autoritario. La libertad tiene sentido educando un pensamiento propio.
Horacio Krell