A dialogar con uno mismo.

Séneca dijo “las palabras o se convierten en hechos o no sirven para nada”. El lenguaje es el arquitecto del pensamiento. Eliminando términos como siempre, nunca, todo, nada, amigo, enemigo, se reconocen los matices de la realidad.  Al pensamiento se lo ayuda con mejores palabras. “Por qué” orienta a  buscar la causa. “Cómo” lleva a la acción, a imaginar el futuro. “Fracaso” es una declaración de culpa, “error” induce a reintentar, remite a aprender. “Problema” tiene una connotación estática, “objetivo” moviliza hacia el logro. Hay un “no” paralizante y otro que descarta lo que no sirve. El “sí” estimula a experimentar a que si las cosas no salen variemos el cómo.

Horacio Krell

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