La mejor manera de aprender.
El estudio del cerebro avanzó sin que la educación se modifique. El hombre sigue siendo la cenicienta mientras florecen las neurociencias. Si un maestro del siglo xix resucitara podría entrar al aula y dar sus clases sin problemas.
Lo que reamente se aprende se aprende haciendo, practicando, persiguiendo objetivos que nos importan, equivocándonos y corrigiendo. Todo lo que sabemos lo aprendimos así.
La película El discurso del rey muestra cómo diseñar un proceso de aprendizaje. Un aprendiz (candidato a rey del imperio británico) muy motivado por aprender a hablar sin tartamudear y un experto en oratoria (no en educación). Este no le da clases magistrales, no lo obliga a estudiar, ni lo evalúa. Diseña actividades, de las más simples a las más complejas, para que el futuro rey practique y va corrigiendo sus errores. Pone el foco en las actividades y no en los contenidos. El rey trabaja duro, sin sufrimiento no hay aprendizaje.
El experto sabe que los exámenes teóricos sólo sirven para renovar el carnet de conducir. El desafío es preparar para el trabajo, aprender a hacer y para ello se precisa practicar.
Horacio Krell