La escuela de la vida.
Aprender no se logra escuchando profesores sino de la experiencia, cometiendo y corrigiendo errores, informal e inconscientemente. Aprendemos naturalmente pero pretendemos enseñar artificialmente. El conocimiento sólo se pierde por muerte o accidente, es esencial para seguir vivo y para eso hay que ser capaz de gestionarlo.
Tenemos una anatomía y hábitos parecidos. La diferencia está en la capacidad de hacer, con ella no se nace se hace. El hacedor ejecuta lo que otros no quieren hacer, no son capaces de lograr o no les interesa. Se puede tener más talento natural, predisposición o facilidad pero las claves son la motivación, el entusiasmo, la perseverancia y la voluntad.
Hay un refrán que dice, “al que quiere celeste que le cueste“. Por eso resulta difícil desaprender lo aprendido, de tanto repetir se automatizan las conexiones neuronales. “No se tira un hábito por la ventana; debe salir por la escalera, escalón por escalón“.
Horacio Krell