La palabra altera la mirada. El diálogo apreciativo cambia el modo de hablar, habla en positivo. La conducta refleja sus fines. Sin negar el problema conviene enfocar lo positivo. El deseo es el motor del descubrimiento. Lo que se descubre y lo que se dice impulsa a imaginar el logro. Algunos enfocan lo que está mal y su causa, crean la hipótesis y la ejecutan. El Diálogo apreciativo parte de lo mejor, imagina su riqueza potencial y la construye. El sí es más fuerte que el no en poder psíquico. El problema impone una acción, el diálogo abre. Lo negativo se limita a recursos siempre escasos, el diálogo apunta a la visión. Uno cierra, el otro amplía. Uno apela a la dirección externa, a la fuerza y avanza paso a paso, El otro convierte en energía el empowerment, el poder interior a través de las ideas. Hasta el cerebro cambia: lo negativo produce neurotransmisores de dolor, lo positivo crea las endorfinas: las drogas del bienestar. La mente como el paracaídas sólo funciona cuando se abre.
Horacio Krell